El glaucoma es una enfermedad del nervio óptico que provoca su atrofia progresiva con la consecuente pérdida de visión, inicialmente periférica pero que en fases avanzadas puede llegar a ser completa. El principal factor relacionado con esta enfermedad es el incremento de presión intraocular, aunque se conoce que hay otros factores relacionados, aunque aún no son bien conocidos, ya que hay personas con la presión elevada a las que no se les daña el nervio y otras con la presión normal a los que sí se les daña. En cualquier caso el único factor modificable a día de hoy en esta enfermedad es la presión intraocular. La primera fase del tratamiento consiste en colirios hipotensores. En caso de que estos colirios no consigan controlar la presión intraocular, y el daño avance, está indicada la cirugía. La principal técnica quirúrgica en glaucoma es la trabeculectomía en sus diversas variantes. Otra de las técnicas son los procedimientos valvulares para casos concretos.
Es un pequeño dispositivo que comunica la cámara anterior del ojo con el espacio subconjuntival, permitiendo la salida de líquido intraocular y disminuyendo así la presión del ojo. Es una técnica muy apropiada para una cirugía combinada con vitrectomía o implantes de lentes secundarios en ojos con patologías asociadas.
Es un dispositivo más complejo de implantar y con mayores inconvenientes quirúrgicos, pero con mayor eficacia en casos graves como el glaucoma neovascular secundario a patologías graves y avanzadas como la retinopatía diabética proliferativa. Al igual que otras válvulas comunica el espacio intraocular con el espacio subconjuntival, permitiendo así la salida de líquido del ojo para controlar la presión, aunque en este caso se puede implantar en la cavidad anterior o en la posterior del ojo.