En muchas ocasiones, esta falta de visión no esta asociada con otros signos y pasa completamente desapercibida, a veces, hasta la edad adulta, cuando por algún motivo se tapa un ojo y compara la visión.
Por ello, ante un niño sano que no tiene ningún síntoma, lo ideal es realizar una exploración de la vista antes de los 8 años, cuando aún este problema tiene solución. Un buen momento es alrededor de los 4-5 años, ya que en esa edad el niño colaborara lo suficiente como para saber qué visión tiene en cada ojo.
Pero, como escribía al principio, antes de esa edad también se puede explorar al niño y descartar patologías, de hecho, es necesario hacerlo ante algunos signos y síntomas:
Cualquier anomalía visible en el ojo debe ser valorada por un oftalmólogo, sea cual sea la edad del niño. Principalmente si se trata de la pupila blanca, asimetría en el tamaño de la pupila o del globo ocular, manchas o lesiones de cualquier tipo, etc.