Los haces de luz van convergiendo al atravesar estas dos estructuras para así confluir todos en el mismo punto de la retina, en el centro de ésta, donde se encuentra la mácula, punto de la retina de mayor capacidad visual).
La córnea es la estructura que más potencia aporta al sistema óptico del ojo, 43 dioptrías aproximadamente. Esta potencia es fija y depende fundamentalmente de la curvatura de la córnea, a mayor curvatura, mayor potencia.
El cristalino aporta unas 19 dioptrías al sistema óptico, pero con una diferencia importante, es capaz de modificar dicha potencia. El cristalino es una lente biconvexa capaz de cambiar su forma abombándose. En reposo, cuando el ojo está mirando una imagen lejana, el cristalino presenta su forma más plana y con menor potencia, unas 19 dioptrías, pero cuando el ojo mira una imagen cercana, el cristalino se abomba gracias a la acción del músculo ciliar y aumenta su potencia añadiendo hasta 3,5 dioptrías más en función de lo cercana que esté la imagen. A este fenómeno se le denomina acomodación, y es necesario ya que de los objetos cercanos llegan los haces de luz más separados y por ello se necesita mayor poder de convergencia para enfocarlos.
Para que podamos ver una imagen nítida, todos los haces de luz que provienen de un objeto tienen que confluir en el mismo punto de la retina, pero al ojo nos llegan haces de luz rectos mezclados con otros oblicuos. Los haces rectos no sufren ninguna modificación al entrar en el ojo y se enfocan todos en el mismo punto de la retina, los haces oblicuos son modificados por el sistema óptico del ojo que los hace converger junto con los rectos en el mismo punto, para poder ver la imagen nítida. Cuando el ojo no es capaz de hacer converger totalmente todos los haces de luz oblicuos, la imagen no se ve nítida, a esto lo llamamos defecto de refracción. Si una persona que tiene un defecto de refracción mira a través de un agujero muy pequeño podrá ver la imagen nítida sin la gafa, esto se debe a que el agujero sólo deja pasar los haces de luz que provienen rectos de un objeto, tapando los oblicuos y eliminando así el defecto de refracción. Éste agujero se denomina estenopeico.