
En los últimos años, con la popularización del paddle, se ha producido un aumento significativo de traumatismos oculares graves, típicamente en personas jóvenes sanas. Hay que tener en cuenta que se trata de un deporte en recinto cerrado, con una pelota moviéndose rápidamente y con el tamaño adecuado para provocar un impacto directo en el ojo sin que el reborde orbitario pueda evitarlo.
El impacto directo de una pelota de tenis o paddle en el ojo puede tener graves consecuencias. El trauma contuso puede provocar edema de tejidos como el párpado y la córnea, inflamación o hemorragia intraocular que pueden provocar pérdida de visión transitoria que puede recuperarse con tratamiento apropiado. También pueden producirse lesiones más graves como heridas córneo-esclerales o catarata que precisen cirugía y pueden comprometer la visión de forma definitiva.
Pero sin duda una de las lesiones más graves y por desgracia frecuente en traumatismos contusos severos es la rotura coroidea.
Un traumatismo contuso fuerte en el ojo, como el impacto de una pelota de paddle, provoca un efecto de compresión-descompresión del globo ocular, pero no todas las capas oculares tienen la misma elasticidad. La coroides (capa vascular que se encuentra debajo de la retina) es más rígida que la retina y que la esclera (capa estructural), por lo que la compresión-descompresión puede provocar con frecuencia una rotura de la misma. Por las características anatómicas del ojo, la rotura coroidea suele producirse alrededor del nervio óptico, y en caso de que afecte a la zona macular (área retiniana de máxima visión), la pérdida de visión puede ser muy severa y definitiva.
La principal recomendación es el uso de gafas protectoras adecuadas para la práctica de estos deportes, y en caso de traumatismo acudir rápidamente a un servicio de urgencias donde pueda ser valorado por un oftalmólogo.